jueves, 30 de junio de 2011

Lágrimas de chocolate


Camila Comila era una niña golosa y comilona que apenas tenía amigos y sólo encontraba diversión en los dulces y los pasteles. Preocupados, sus papás escondían cualquier tipo de dulce que caía en sus manos, y la niña comenzó una loca búsqueda de golosinas por todas partes. En uno de sus paseos, acabó en una pequeña choza desierta, llena de chacharros y vasos de todos los tipos y colores. Entre todos ellos, se fijó en una brillante botellita de crital dorado, rellena de lo que parecía chocolate, y no dudó en bebérselo de un trago. Estaba delicioso, pero sintió un extraño cosquilleo, y entonces reparó en el título de la etiqueta: "lágrimas de cristal", decía, y con pequeñísimas letras explicaba: "conjuro para convertir en chocolate cualquier tipo de lágrimas".


¡Camila estaba entusiasmada! Corrió por los alrededores buscando quien llorase, hasta encontrar una pequeña niña que lloraba desconsolada. Nada más ver sus lágrimas, estas se convirtieron en chocolate, endulzando los labios de la niñita, que al poco dejó de llorar. Juntas pasaron un rato divertido probando las riquísimas lágrimas, y se despidieron como amigas. Algo parecido ocurrió con una mujer que había dejado caer unos platos y un viejito que no encontraba su bastón; la aparición de Camila y las lágrimas de chocolate animaron sus caras y arrancaron alguna sonrisa.


Pronto Camila se dio cuenta de que mucho más que el chocolate de aquellas lágrimas, era alegrar a personas con problemas lo que la hacía verdaderamente feliz, y sus locas búsquedas de dulces se convirtieron en simpática ayuda para quienes encontraba entregados a la tristeza. Y de aquellos dulces encuentros surgieron un montón de amigos que llenaron de sentido y alegría la vida de Camila.




Autor.. Pedro Pablo Sacristan


Valor Educativo
Amistad y alegrar a los demás


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
 La mejor forma de conseguir amigos es preocuparse generosamente por los demás.


Ambientación
Un lugar cualquiera hace tiempo


Personajes
Una niña solitaria y golosa

El dibujo parlante


Pintín Tilirín era un niño pequeño que disfrutaba yendo al cole y haciendo cualquier cosa, menos pintar y escribir. A Pintín no se le daba muy bien eso de usar los lápices, así que sus dibujos no le salían muy bonitos y él se disgustaba y no quería seguir pintando. Pero un día, Tintín encontro un lápiz de colores tan chulo, que no pudo resistirse y se puso a pintar un círculo. Como siempre, no le salió muy bien, y ya estaba a punto de tirar el lápiz cuando el dibujo comenzó a hablar:


- Pss, no irás a dejarme así, ¿verdad?. Píntame unos ojos por lo menos.


Pintín, alucinado, dibujó dos puntitos dentro del círculo.


- Mucho mejor, así ya puedo verme - dijo el círculo mientras se observaba... - ¡¡¡Argggg!!! ¡pero qué me has hecho!


El niño comenzó a excusarse:


- Es que yo no dibujo muy bien...
- ¡Bueno, no pasa nada! -le interrumpió el acelerado dibujo-. Seguro que si lo vuelves a intentar te sale mejor. ¡Venga, puedes borrarme!


Pintín borró el círculo y trazó otro nuevo. Como el anterior, no era muy redondo.


- ¡Ey!, !los ojos, que se te olvidan otra vez!
- ¡Ah, sí!
- Hmmm, creo que voy a tener que enseñarte a pintar hasta que me dejes bien -dijo el muñeco con su vovecilla rápida y gritona.


A Pintín, que seguía casi paralizado, no le pareció mala idea, y enseguida se encontró dibujando y borrando círculos. El muñeco no paraba de decir, "borra aquí, pero con cuidado que duele", o "¡píntame un poco de pelo, anda, que parezco un chupa chups!", y otras cosas divertidas. Después de pasar juntos casi toda la tarde, Pintín ya era capaz de dibujar el muñeco mucho mejor que la mayoría de sus compañeros de clase. Estaba tan contento, que no quería dejar de pintar con aquel profesor tan chiflado, y antes de acostarse, le dio miles de gracias por haberle enseñado a pintar tan bien.


- ¡Pero si yo no he hecho nada, tontuelo!- respondió con su habitual tono acelerado-. ¿No ves que has estado practicando mucho y con alegría? Seguro que nunca antes lo habías hecho, ¡pintabichos!


Pintín se paró a pensar. Realmente antes dibujaba tan mal que nunca había practicado más de 10 minutos seguidos, y siempre lo hacía enfadado y protestando. Sin duda, el muñeco tenía razón.


- Bueno, tienes razón, pero gracias de todas formas- dijo el niño, y antes de meterse en la cama, guardó con mucho cuidado el lápiz en su mochila.


A la mañana siguiente, Pintín se levantó de un salto y fue corriendo a buscar su lápiz, pero no estaba. Buscó por todas partes, pero no habìa rastro del lápiz. Y la hoja en que había dibujado el muñeco, aunque seguía llena de borrones, estaba blanca. Empezó a ponerse nervioso, y ya no sabía si había estado toda la tarde anterior hablando con el muñeco o lo había soñado. Así que para salir de dudas, tomó un lápiz y una hoja, y se puso a dibujar un muñeco...


No le salió nada mal, sólo se le torcieron un par de esquinas; entonces se imaginó al muñeco mandón pidiéndole que redondeara esos bordes, que parecía que le quería poner granos, y con alegría borró ese tramo y lo rehizo. Y se dio cuenta de que su loco dibujo tenía razón: daba igual o no tener el lápiz mágico, para aprender a hacer las cosas bastaba seguir intentándolas con alegría; y desde aquel día, cada vez que pintaba, dibujaba o hacía cualquier otra cosa, no dejaba de divertirse imaginando el resultado de su trabajo protestando y diciendo "¡arréglame un poco, chico, que así no puedo ir a la fiesta!".




Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Esfuerzo y mejora a través de la práctica


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Todo se puede hacer mejor cuando se practica con esfuerzo y alegría


Ambientación
La habitación de un niño


Personajes
Un niño y su dibujo

miércoles, 29 de junio de 2011

Cadena de sonrisas


La señorita Elisa aquel día había propuesto un nuevo reto a sus alumnos: la alegría, y lo había hecho en plan desafío de récord. Les había nombrado "recaudadores" de alegría, para ver qué se les ocurría con tal de provocar la alegría de los que les rodeaban. Y aunque todos hicieron cosas realmente encantadoras, aquella vez Carla Simpatías dejó a todos con la boca abierta.
Algunos días después del encargo de la señorita Elisa, Carla apareció cargando un gran saco.


- Aquí traigo toda la alegría que he recaudado en estos días -dijo sonriente.


Todos estaban expectantes, pero la niña no quiso mostrar el contenido del saco. En vez de eso, sacó una pequeña caja, tomó una cámara de fotos instantánea, y le entregó la caja a la maestra.


- Ábrala, señorita Elisa.


La profesora abrió la caja despacio y miró en su interior, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro; en ese momento, Carla le hizo una fotografía. Luego le entregó la foto y un papel.
La maestra leyó el papel en silencio, y cuando terminó, señaló con gesto de sorpresa el gran saco.


- Así que eso es...
- ¡Sí! -interrumpió la niña, deshaciendo el nudo que cerraba el saco- ¡un gran montón de sonrisas!


Y del saco cayeron cientos de fotos, todas ellas de variadas y bellas sonrisas.
El resto de la clase lo dedicaron a explicar cómo a Carla se le había ocurrido iniciar una cadena para alegrar un poquito a las personas: en la caja sólo había una foto con una gran sonrisa, y todos, al abrirla, sentían la alegría que transmitía y respondían a su vez con una sonrisa, casi sin querer. Carla les sacaba una foto con su propia sonrisa, y les entregaba un papelito donde les pedía que hicieran lo mismo con otras personas, y le enviaran una copia de las fotografías a la dirección de su casa.
Y durante aquellos días y meses, el buzón de Carla no dejó de llenarse de las fotos de las sonrisas de tanta gente agradecida, ayudando a todos a comprender que el simple hecho de sonreir ya es un regalo para todo el mundo.


Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Alegría y amabilidad


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Sonreir y estar de buen humor es una forma estupenda de transmitir alegría sin esfuerzo
 
Ambientacion
Una clase de un colegio cualquiera


Personajes
Una maestra y una de sus alumnas

La rosa blanca


En un jardín de matorrales, entre hierbas y maleza, apareció como salida de
la nada una rosa blanca. Era blanca como la nieve, sus pétalos parecían de
terciopelo y el rocío de la mañana brillaba sobre sus hojas como cristales
resplandecientes. Ella no podía verse, por eso no sabía lo bonita que era.
Por ello pasó los pocos días que fue flor hasta que empezó a marchitarse
sin saber que a su alrededor todos estaban pendientes de ella y de su
perfección: su perfume, la suavidad de sus pétalos, su armonía. No se daba
cuenta de que todo el que la veía tenia elogios hacia ella.
Las malas hierbas que la envolvían estaban fascinadas con su belleza y
vivían hechizadas por su aroma y elegancia.


Un día de mucho sol y calor, una muchacha paseaba por el jardín pensando
cuántas cosas bonitas nos regala la madre tierra, cuando de pronto vio una
rosa blanca en una parte olvidada del jardín, que empezaba a marchitarse.


–Hace días que no llueve, pensó – si se queda aquí mañana ya estará
mustia. La llevaré a casa y la pondré en aquel jarrón tan bonito que me
regalaron.
Y así lo hizo. Con todo su amor puso la rosa marchita en agua, en un lindo
jarrón de cristal de colores, y lo acercó a la ventana.- La dejaré aquí,
pensó –porque así le llegará la luz del sol. Lo que la joven no sabía
es que su reflejo en la ventana mostraba a la rosa un retrato de ella misma
que jamás había llegado a conocer.


-¿Esta soy yo? Pensó. Poco a poco sus hojas inclinadas hacia el suelo se
fueron enderezando y miraban de nuevo hacia el sol y así, lentamente, fue
recuperando su estilizada silueta. Cuando ya estuvo totalmente restablecida
vio, mirándose al cristal, que era una hermosa flor, y pensó: ¡¡Vaya!!
Hasta ahora no me he dado cuenta de quién era, ¿cómo he podido estar tan
ciega?
La rosa descubrió que había pasado sus días sin apreciar su belleza. Sin
mirarse bien a sí misma para saber quién era en realidad.
Si quieres saber quién eres de verdad, olvida lo que ves a tu alrededor y
mira siempre en tu corazón.


* * *


Autor.. Rosa María Roé


Valor Educativo
Autoestima


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Todos somos valiosos por nosotros mismos; mucho más de lo que a veces creemos


Ambientación
Un jardin


Personajes
Una rosa y una niña

martes, 28 de junio de 2011

Ladrones en el jardín


Se había corrido la noticia de que en el jardín había ladrones y el señor escarabajo temía que su casa fuera la siguiente, pues todos sabían que acababa de recoger su gran cosecha anual de comida, así que ese día montó guardia en la ventana. Vigilaba con un catalejo todo lo que se movía, y vio como a un tiempo se acercaban una peligrosa araña negra, y una preciosa mariquita.
El escarabajo hubiera ido a hablar con la mariquita, pero tenía que vigilar su casa de la araña. La araña de acercaba más, así que armándose de valor, salió a la puerta y se encaró con la araña. Le costó algún tiempo asustar a la araña, hasta que finalmente se alejó. El escarabajo volvió triunfante a su casa, pero al llegar a la puerta la encontró abierta y toda su comida había desaparecido. Al volver fuera tuvo el tiempo justo para ver de lejos a la mariquita huir con toda su comida.
Apenado, fue a contarlo a la policía del jardín, donde le contaron que suponían que sería el siguiente, y habían enviado a su mejor agente, una araña recién llegada como refuerzo, para ayudarle. Así, el escarabajo aprendió a no dejarse llevar por los prejuicios y las apariencias.


Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Evitar los prejuicios


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
No hay que juzgar por lo que parecemos, sino por lo que realmente somos, o no seremos capaces de encontrar los ladrones


Ambientación
La vida de los insectos en un jardín


Personajes
Un escarabajo, una mariquita y una araña


Fuente:cuentosparadormir

El gran lío del pulpo

Había una vez un pulpo tímido y silencioso, que casi siempre andaba solitario porque aunque quería tener muchos amigos, era un poco vergonzoso. Un día, el pulpo estaba tratando de atrapar una ostra muy escurridiza, y cuando quiso darse cuenta, se había hecho un enorme lío con sus tentáculos, y no podía moverse. Trató de librarse con todas sus fuerzas, pero fue imposible, así que tuvo que terminar pidiendo ayuda a los peces que pasaban, a pesar de la enorme vergüenza que le daba que le vieran hecho un nudo.
Muchos pasaron sin hacerle caso, excepto un pececillo muy gentil y simpático que se ofreció para ayudarle a deshacer todo aquel lío de tentáculos y ventosas. El pulpo se sintió aliviadísimo cuando se pudo soltar, pero era tan tímido que no se atrevió a quedarse hablando con el pececillo para ser su amigo, así que simplemente le dió las gracias y se alejó de allí rápidamente; y luego se pasó toda la noche pensando que había perdido una estupenda oportunidad de haberse hecho amigo de aquel pececillo tan amable.
Un par de días después, estaba el pulpo descansando entre unas rocas, cuando notó que todos nadaban apresurados. Miró un poco más lejos y vio un enorme pez que había acudido a comer a aquella zona. Y ya iba corriendo a esconderse, cuando vio que el horrible pez ¡estaba persiguiendo precisamente al pececillo que le había ayudado!. El pececillo necesitaba ayuda urgente, pero el pez grande era tan peligroso que nadie se atrevía a acercarse. Entonces el pulpo, recordando lo que el pececillo había hecho por él, sintió que tenía que ayudarle como fuera, y sin pensarlo ni un momento, se lanzó como un rayo, se plantó delante del gigantesco pez, y antes de que éste pudiera salir de su asombro, soltó el chorro de tinta más grande de su vida, agarró al pececillo, y corrió a esconderse entre las rocas. Todo pasó tan rápido, que el pez grande no tuvo tiempo de reaccionar, pero enseguida se recuperó. Y ya se disponía a buscar al pulpo y al pez para zampárselos, cuando notó un picor terrible en las agallas, primero, luego en las aletas, y finalmente en el resto del cuerpo: y resultó que era un pez artista que adoraba los colores, y la oscura tinta del pulpo ¡¡le dió una alergia terrible!!
Así que el pez gigante se largó de allí envuelto en picores, y en cuanto se fue, todos lo peces acudieron a felicitar al pulpo por ser tan valiente. Entonces el pececillo les contó que él había ayudado al pulpo unos días antes, pero que nunca había conocido a nadie tan agradecido que llegara a hacer algo tan peligroso. Al oir esto, los demás peces del lugar descubrieron lo genial que era aquel pulpito tímido, y no había habitante de aquellas rocas que no quisiera ser amigo de un pulpo tan valiente y agradecido.


Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Valor Educativo
Gratitud y valentía

Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Dos ideas; que la gratitud es una de las bases de la amistad, y que se puede vencer la timidez mediante las obras

Ambientación
El mar

Personajes
Un pulpo, un pececillo y pez enorme

Fuente:cuentosparadormir

domingo, 26 de junio de 2011

La cabeza de colores


Esta es la increíble historia de un niño muy singular. Siempre quería aquello que no tenía: los juguetes de sus compañeros, la ropa de sus primos, los libros de sus papás... y llegó a ser tan envidioso, que hasta los pelos de su cabeza eran envidiosos. Un día resultó que uno de los pelos de la coronilla despertó de color verde, y los demás pelos, al verlo tan especial, sintieron tanta envidia que todos ellos terminaron de color verde. Al día siguiente, uno de los pelos de la frente se manchó de azul, y al verlo, nuevamente todos los demás pelos acabaron azules. Y así, un día y otro, el pelo del niño cambiaba de color, llevado por la envidia que sentían todos sus pelos.


A todo el mundo le encantaba su pelo de colores, menos a él mismo, que tenía tanta envidia que quería tener el pelo como los demás niños. Y un día, estaba tan enfadado por ello, que se tiró de los pelos con rabia. Un pelo delgadito no pudo aguantar el tirón y se soltó, cayendo hacia al suelo en un suave vuelo... y entonces, los demás pelos, sintiendo envidia, se soltaron también, y en un minuto el niño se había quedado calvo, y su cara de sorpresa parecía un chiste malo.


Tras muchos lloros y rabias, el niño comprendió que todo había sido resultado de su envidia, y decidió que a partir de entonces trataría de disfrutar de lo que tenía sin fijarse en lo de los demás. Tratando de disfrutar lo que tenía, se encontró con su cabeza lisa y brillante, sin un solo pelo, y aprovechó para convertirla en su lienzo particular.
Desde aquel día comenzó a pintar hermosos cuadros de colores en su calva cabeza, que gustaron tantísimo a todos, que con el tiempo se convirtió en un original artista famoso en el mundo entero.




Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Luchar contra la envidia


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
La envidia es el resultado de no saber apreciar todo lo bueno que tenemos


Ambientación
Una lugar cualquiera

Personajes
Un niño y sus pelos

La joven del bello rostro


AVISO: algunas personas encuentran este cuento inapropiado, especialmente para niños pequeños; este es un cuento dirigido a adolescentes y jóvenes, que pueden entender mejor el mensaje de fondo de la historia.


*******************


Había una vez una joven de origen humilde, pero increíblemente hermosa, famosa en toda la comarca por su belleza. Ella, conociendo bien cuánto la querían los jóvenes del reino, rechazaba a todos sus pretendientes, esperando la llegada de algún apuesto príncipe. Este no tardó en aparecer, y nada más verla, se enamoró perdidamente de ella y la colmó de halagos y regalos. La boda fue grandiosa, y todos comentaban que hacían una pareja perfecta.


Pero cuando el brillo de los regalos y las fiestas se fueron apagando, la joven princesa descubrió que su guapo marido no era tan maravilloso como ella esperaba: se comportaba como un tirano con su pueblo, alardeaba de su esposa como de un trofeo de caza y era egoísta y mezquino. Cuando comprobó que todo en su marido era una falsa apariencia, no dudó en decírselo a la cara, pero él le respondió de forma similar, recordándole que sólo la había elegido por su belleza, y que ella misma podía haber elegido a otros muchos antes que a él, de no haberse dajado llevar por su ambición y sus ganas de vivir en un palacio.


La princesa lloró durante días, comprendiendo la verdad de las palabras de su cruel marido. Y se acordaba de tantos jóvenes honrados y bondadosos a quienes había rechazado sólo por convertirse en una princesa. Dispuesta a enmendar su error, la princesa trató de huir de palacio, pero el príncipe no lo consintió, pues a todos hablaba de la extraordinaria belleza de su esposa, aumentando con ellos su fama de hombre excepcional. Tantos intentos hizo la princesa por escapar, que acabó encerrada y custodiada por guardias constantemente.


Uno de aquellos guardias sentía lástima por la princesa, y en sus encierros trataba de animarle y darle conversación, de forma que con el paso del tiempo se fueron haciendo buenos amigos. Tanta confianza llegaron a tener, que un día la princesa pidió a su guardián que la dejara escapar. Pero el soldado, que debía lealtad y obediencia a su rey, no accedió a la petición de la princesa. Sin embargo, le respondió diciendo:


- Si tanto queréis huir de aquí, yo sé la forma de hacerlo, pero requerirá de un gran sacrificio por vuestra parte.


Ella estuvo de acuerdo, confirmando que estaba dispuesta a cualquier cosa, y el soldado prosiguió:


- El príncipe sólo os quiere por vuestra belleza. Si os desfiguráis el rostro, os enviará lejos de palacio, para que nadie pueda veros, y borrará cualquier rastro de vuestra presencia. Él es así de ruin y miserable.


La princesa respondió diciendo:


- ¿Desfigurarme? ¿Y a dónde iré? ¿Que será de mí, si mi belleza es lo único que tengo? ¿Quién querrá saber nada de una mujer horriblemente fea e inútil como yo?
- Yo lo haré - respondió seguro el soldado, que de su trato diario con la princesa había terminado enamorándose de ella - Para mí sois aún más bella por dentro que por fuera.


Y entonces la princesa comprendió que también amaba a aquel sencillo y honrado soldado. Con lágrimas en los ojos, tomó la mano de su guardián, y empuñando juntos una daga, trazaron sobre su rostro dos largos y profundos cortes...


Cuando el príncipe contempló el rostro de su esposa, todo sucedió como el guardían había previsto. La hizo enviar tan lejos como pudo, y se inventó una trágica historia sobre la muerte de la princesa que le hizo aún más popular entre la gente.


Y así, desfigurada y libre, la joven del bello rostro pudo por fin ser feliz junto a aquel sencillo y leal soldado, el único que al verla no apartaba la mirada, pues a través de su rostro encontraba siempre el camino hacia su corazón.




Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Evitar la superficialidad


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
No debemos apreciar las personas por su apariencia, sino por su verdadera personalidad.


Ambientación
Un reino lejano

Personajes
Una joven, un príncipe y un soldado

miércoles, 22 de junio de 2011

El concurso de belleza



En un precioso jardín vivía la mariposa más bonita del mundo. Era tan bonita y había ganado tantos concursos de belleza, que se había vuelto vanidosa. Tanto que un día, la cucaracha lista se hartó de sus pavoneos y decidió darle una lección.
Fue a ver a la mariposa, y delante de todos le dijo que no era tan bonita, que si ganaba los concursos era porque los jurados estaban comprados, y que todos sabían que la cucaracha era más bella. Entonces la mariposa se enfureció, y entre risas y desprecios le dijo a tí te gano un concurso con el jurado que quieras. "Vale, acepto, nos vemos el sábado", respondió la cucaracha sin darle tiempo. Ese sábado todos fueron a ver el concurso, y la mariposa iba confiada hasta que vio quiénes formaban el jurado: cucarachas, lombrices, escarabajos y chinches. Todos ellos preferían el aspecto rastrero y el mal olor de la cucaracha, que ganó el concurso claramente, dejando a la mariposa tan llorosa y humillada, que nunca más volvió a participar en un concurso de belleza.
Por suerte, la cucaracha perdonó a la mariposa su vanidad y se hicieron amigas, y algún tiempo después la mariposa ganó el premio a la humildad


Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Humildad


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
La vanidad desata en los demás de los deseos de proporcionar lecciones de humildad


Ambientación
Un jardín floreado


Personajes
Una mariposa y una cucaracha

Lío en la clase de ciencias



El profesor de ciencias, Don Estudiete, había pedido a sus alumnos que estudiaran algún animal, hicieran una pequeña redacción, y contaran sus conclusiones al resto de la clase. Unos hablaron de los perros, otros de los caballos o los peces, pero el descubrimiento más interesante fue el de la pequeña Sofía:


- He descubierto que las moscas son unas gruñonas histéricas - dijo segurísima.


Todos sonrieron, esperando que continuara. Entonces Sofía siguió contando:


- Estuve observado una mosca en mi casa durante dos horas. Cuando volaba tranquilamente, todo iba bien, pero en cuanto encontraba algún cristal, la mosca empezaba a zumbar. Siempre había creido que ese ruido lo hacían con las alas, pero no. Con los prismáticos de mi papá miré de cerca y vi que lo que hacía era gruñir y protestar: se ponía tan histérica, que era incapaz de cruzar una ventana, y se daba de golpes una y otra vez: ¡pom!, ¡pom!, ¡pom!. Si sólo hubiera mirado a la mariposa que pasaba a su lado, habría visto que había un hueco en la ventana... la mariposa incluso trató de hablarle y ayudarle, pero nada, allí seguía protestando y gruñendo.


Don Estudiete les explicó divertido que aquella forma de actuar no tenía tanto que ver con los enfados, sino que era un ejemplo de los distintos niveles de inteligencia y reflexión que tenían los animales, y acordaron llevar al día siguiente una lista con los animales ordenados por su nivel de inteligencia...


Y así fue como se armó el gran lío de la clase de ciencias, cuando un montón de papás protestaron porque sus hijos... ¡¡les habían puesto entre los menos inteligentes de los animales!! según los niños, porque no hacían más que protestar, y no escuchaban a nadie.


Y aunque Don Estudiete tuvo que hacer muchas aclaraciones y calmar unos cuantos padres, aquello sirvió para que algunos se dieran cuenta de que por muy listos que fueran, muchas veces se comportaban de forma bastante poco inteligente.




Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Tranquilidad y calma


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Perder los papeles y enfadarse nos impide actuar con inteligencia y claridad


Ambientación
Una clase de un colegio moderno


Personajes
Un maestro, sus alumnos y algunos papás

lunes, 20 de junio de 2011

El sartenazo


La rana Renata era la mejor cocinera de los pantanos y a su selecto restuaurante acudían todas las ranas y sapos de los alrededores. Sus "moscas en salsa de bicho picante" o sus "alitas de libélula caramelizadas con miel de abeja" eran delicias que ninguna rana debía dejar de probar, y aquello hacía sentirse a Renata verdaderamente orgullosa.
Un día, apareció en su restaurante Sopón dispuesto a cenar. Sopón era un sapo grandón y un poco bruto, y en cuanto le presentaron los exquisitos platos de Renata, comenzó a protestar diciendo que aquello no era comida, y que lo que él quería era una buena hamburguesa de moscardón. Renata acudió a ver cuál era la queja de Sopón con sus platos, y cuando este dijo que todas aquellas cosas eran "pichijiminadas", se sintió tan furiosa y ofendida, que sin mediar palabra le arreó un buen sartenazo.


Menuda trifulca se armó. A pesar de que Renata enseguida se dio cuenta de que tenía que haber controlado sus nervios, y no dejaba de pedir disculpas a Sopón, éste estaba tan enfadado, que decía que sólo sería capaz de perdonarla si él mismo le devolvía el sartenazo. Todos trataban de calmarle, a sabiendas de que con la fuerza del sapo y la pequeñez de la rana, el sartenazo le partiría la cabeza. Y como Sopón no aceptaba las disculpas, y Renata se sentía fatal por haberle dado el sartenazo, Renata comenzó a hacer de todo para que le perdonara: le dio una pomada especial para golpes, le sirvió un exquisito licor de agua de charca e incluso le preparó.. ¡una estupenda hamburguesa de moscardón!
Pero Sopón quería devolver el porrazo como fuera para quedar en paz. Y ya estaban a punto de no poder controlarle, cuando aparecio un anciano sapo caminando con ayuda de unas muletas.
- Espera Sopón-dijo el anciano- podrás darle el sartenazo cuando yo te rompa la pata. Recuerda que yo llevo muletas por tu culpa.
Sopón se quedó paralizado. Recordaba al viejo que acababa de entrar. Era Sapiencio, su viejo profesor que un día le había salvado de unos niños gamberros cuando era pequeño, y que al hacerlo se dejó una de sus patas. Recordaba que todo aquello ocurrió porque Sopón había sido muy desobediente, pero Sapiencio nunca se lo había recordado hasta ahora...
Entonces Sopón se dio cuenta de que estaba siendo muy injusto con Renata. Todos, incluso él mismo, cometemos errores alguna vez, y devolver golpe por golpe y daño por daño, no hacía sino más daño . Así que, aunque aún le dolía la cabeza y pensaba que a Renata se le había ido la mano con el sartenazo, al verla tan arrepentida y haciendo de todo para que le perdonase, decidió perdonarle. Y entonces pudieron dedicar el resto del tiempo a reirse de la historia y saborear la rica hamburguesa de moscardón, y todos estuvieron de acuerdo en que aquello fue mucho mejor que liarse a sartenazos.


Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Saber perdonar


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
La ley de "ojo por ojo, y diente por diente" no es solución a nada; si
algo puede solucionar las cosas, es saber perdonar


Ambientación
Un restaurante de ranas junto a una charca


Personajes
Una rana, un sapo y una sartén

El dragón nube


En las oscuras tierras de las brujas y los trolls, vivía hace mucho tiempo el dragón más terrible que nunca existió. Sus mágicos poderes le permitían ser como una nube, para moverse rápido como el viento, ser ligero como una pluma y tomar cualquier forma, desde una simple ovejita, a un feroz ogro. Y por ser un dragón nube, era el único capaz de lanzar por su boca no sólo llamaradas de fuego, sino brillantes rayos de tormenta.


El dragón nube atacaba aldeas y poblados sólo por placer, por el simple hecho de oír los gritos de la gente ante sus terribles apariciones. Pero únicamente encontraba verdadera diversión cada vez que los hombres enviaban a alguno de sus caballeros y héroes a tratar de acabar con él. Entonces se entretenía haciendo caer interminables lluvias sobre su armadura, o diminutos relámpagos que requemaban y ponían de punta todos los pelos del valiente caballero. Luego se transformaba en una densa niebla, y el caballero, sin poder ver nada a su alrededor, ni siquiera era consciente de que la nube en que estaba sumergido se elevaba y echaba a volar. Y tras jugar con él por los aires durante un buen rato, hasta que quedaba completamente mareado, el dragón volvía a su forma natural, dejando al pobre héroe flotando en el aire. Entonces no dejaba de reír y abrasarlo con sus llamaradas, mientras caía a gran velocidad hasta estamparse en la nieve de las frías montañas, donde dolorido, helado y chamuscado, el abandonado caballero debía buscar el largo camino de vuelta.


Sólo el joven Yela, el hijo pequeño del rey, famoso desde pequeño por sus constantes travesuras, sentía cierta simpatía por el dragón. Algo en su interior le decía que no podía haber nadie tan malo y que, al igual que le había pasado a él mismo de pequeño, el dragón podría aprender a comportarse correctamente. Así que cuando fue en su busca, lo hizo sin escudo ni armaduras, totalmente desarmado, dispuesto a averiguar qué era lo que llevaba al dragón a actuar de aquella manera.


El dragón, nada más ver venir al joven príncipe, comenzó su repertorio de trucos y torturas. Yela encontró sus trucos verdaderamente únicos, incluso divertidos, y se atrevió a disfrutar de aquellos momentos junto al dragón. Cuando por fin se estampó contra la nieve, se levantó chamuscado y dolorido, pero muy sonriente, y gritó: “ ¡Otra vez! ¡Yuppi!”.


El dragón nube se sorprendió, pero parecía que hubiera estado esperando aquello durante siglos, pues no dudó en repetir sus trucos, y hacer algunos más, para alegría del joven príncipe, quien disfrutó de cada juego del dragón. Éste se divertía tanto que comenzó a mostrar especial cuidado y delicadeza con su compañero de juegos, hasta tal punto, que cuando pararon para descansar un rato, ambos lo hicieron juntos y sonrientes, como dos buenos amigos.


Yela no sólo siguió dejando que el dragón jugara con él. El propio príncipe comenzó a hacer gracias, espectáculos y travesuras que hacían las delicias del dragón, y juntos idearon muchos nuevos trucos. Finalmente Yela llegó a conocer a la familia del dragón, sólo para darse cuenta de que, a pesar de tener cientos de años, no era más que un dragón chiquitito, un niño enorme con ganas de hacer travesuras y pasarlo bien.


Y así, pudo el príncipe regresar a su reino sobre una gran nube con forma de dragón, ante la alegría y admiración de todos. Y con la ayuda de niños, cómicos, actores y bufones, pudieron alegrar tanto la vida del pequeño dragón, que nunca más necesitó hacer daño a nadie para divertirse. Y como pago por sus diversiones, regalaba su lluvia, su sombra y sus rayos a cuantos los necesitaban.




Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Confianza y comprensión


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Todos tenemos motivos para comportarnos como lo hacemos. Es mejor ser comprensivos y tratar de sacar lo bueno que tenemos todos, que hacer juicios y condenas.


Ambientación
Un reino de dragones

Personaje
Un dragón y un príncipes

domingo, 19 de junio de 2011

EL saco de pulgas


Cuenta la leyenda, que el brujo Perrón y el mago Chuchin tenían una de las mejores colecciones de pulgas del mundo, las más listas, saltarinas y fuertes, utilísimas para cualquier hechizo. Llevaban siempre no menos de mil pulgas cada uno, bien guardadas en sus rarísimos sacos de cristal, para que todos pudieran apreciar sus cualidades.
En cierta ocasión, el brujo y el mago coincidieron en un bosque, y entre charlas y bromas, se hizo tan tarde que tuvieron que acampar allí mismo.


Mientras dormían, el mago Chuchín estornudó tan fuerte y mágicamente, que miles de ardientes chispitas escaparon de su nariz, con tan mala fortuna que una de ellas llegó a incendiar las hojas sobre las que brujo y mago habían dejado sus pulgas. Como los hechiceros seguían dormidos y el fuego se iba extendiendo, las pulgas comenzaron a ponerse nerviosas. Todas eras tremendamente listas y fuertes, así que cada una encontró una forma de escapar del fuego, y saltaba con fuerza para conseguirlo. Sin embargo, como saltaban en direcciones distintas, los sacos seguían en su sitio y el fuego amenazaba con acabar con todas ellas.
Entonces, una de las pulgas del mago vio a todas las pulgas del brujo saltando en su saco sin ningún control, y se dio cuenta de que nunca se salvarían así. Y dejando de saltar, reunió a un grupito de pulgas y las convenció para saltar todas juntas. Como no conseguían ponerse de acuerdo hacia dónde saltar, la pulga les propuso saltar una vez adelante y otra atrás.


El grupito empezó a saltar conjuntamente, y el resto de pulgas de su mismo saco no tardó en comprender que saltando todas juntas sería más fácil escapar del fuego, así que al poco todas las pulgas saltaban alante y atrás, alante y atrás. Las pulgas del saco del brujo, al verlo, hicieron lo mismo, y tuvieron tanta suerte, y balancearon tanto los sacos de cristal que llegaron a chocar uno contra otro y se rompieron en mil pedazos, dejando a las pulgas libres para ir donde quisieran. Cuando el fuego llegó a despertar a los hechiceros, ya era demasiado tarde, y aunque pudieron apagar el incendio sin problemas, todas las pulgas habían conseguido escapar.


Y nunca más se volvió a saber nada de aquellas excepcionales pulgas, aunque hay quien dice que aún hoy siguen trabajando en equipo para sobrevivir a los peligros de bosque.




Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Valor Educativo
Trabajo en equipo


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
El trabajo en equipo y la colaboración permite conseguir más cosas que lo que se haríamos por separado, por muy listos que seamos


Ambientación
Un bosque hace mucho tiempo


Personajes
Un brujo, un mago y sus pulgas

Cuento, Tintero y Pluma


En una pequeña ciudad hubo una vez un cuento vacío. Tenía un aspecto excelente, y una decoración impresionante, pero todas sus hojas estaban en blanco. Niños y mayores lo miraban con ilusión, pero al descubrir que no guardaba historia alguna, lo abandonaban en cualquier lugar.


No muy lejos de allí, un precioso tintero seguía lleno de tinta desde que hacía ya años su dueño lo dejara olvidado en una esquina. Tintero y cuento lamentaban su mala suerte, y en eso gastaban sus días.


Quiso el azar que una de las veces que el cuento fue abandonado, acabara junto al tintero. Ambos compartieron sus desgracias durante días y días, y así hubieran seguido años, de no haber caido a su lado una elegante pluma de cisne, que en un descuido se había soltado en pleno vuelo. Aquella era la primera vez que la pluma se sentía sola y abandonada, y lloró profundamente, acompañada por el cuento y el tintero, que se sumaron a sus quejas con la facilidad de quien llevaba años lamentándose día tras día.


Pero al contrario que sus compañeros, la pluma se cansó enseguida de llorar, y quiso cambiar la situación. Al dejar sus quejas y secarse las lágrimas, vio claramente cómo los tres podían hacer juntos mucho más que sufrir juntos, y convenció a sus amigos para escribir una historia. El cuento puso sus mejores hojas, la tinta no se derramó ni un poco, y la pluma puso montones de ingenio y caligrafía para conseguir una preciosa historia de tres amigos que se ayudaban para mejorar sus vidas.


Un joven maestro que pasaba por allí triste y cabizbajo, pensando cómo conseguir la atención de sus alumnos, descubrió el cuento y sus amigos. Al leerlo, quedó encantado con aquella historia, y recogiendo a los tres artistas, siguió su camino a la escuela. Allí contó la historia a sus alumnos, y todos se mostraron atentos y encantados.


Desde entonces, cada noche, pluma, tintero y cuento se unían para escribir una nueva historia para el joven profesor, y se sentían orgullosos y alegres de haber sabido cambiar su suerte gracias a su esfuerzo y colaboración.



Autor.. Pedro Pablo Sacristan


Valor Educativo
Colaboración y actitud positiva


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Lamentándose no se soluciona nada, hace falta cambiar las cosas y buscar la ayuda necesaria


Ambientación
Una antigua ciudad


Personajes
Un cuento, un tintero y una pluma

sábado, 18 de junio de 2011

La hamburguesa que no quería ser comida basura


Había una vez una hamburguesa que tenía muchas vidas. Cada día se despertaba en su hamburguesería, esperaba pacientemente el turno hasta que era preparada por uno de los cocineros, y finalmente era servida en cualquiera de las mesas. Mientras la comían, ella hacía todo lo posible por ser sabrosísima, y con el último bocado del cliente, sentía como si se apagara la luz y se fuera a dormir. Y al día siguiente se repetía la historia.


Nuestra hamburguesita podría haber seguido viviendo así de tranquila durante muchos años, si no hubiera sido porque un día, mientras esperaba su turno en el fogón, pudo escuchar cómo uno de los clientes la llamaba “comida basura” ¡Cuánto se enfadó! Estaba tan furiosa que casi se quemó.
A partir de ese momento, se dio cuenta de que mucha gente usaba esa expresión para hablar de ella y sus hermanas. Y tras escuchar atentamente cualquier programa de radio o televisión donde se hablara de comida basura o comida sana, llegó a una terrible conclusión: era verdad que era “comida basura”.


Ahora comprendía por qué la mayoría de sus clientes favoritos estaban mucho más gordos que cuando los conoció, o por qué los que visitaban mucho el local tenían mal aspecto. La hamburguesa se sintió fatal, ¡todo era por su culpa! Así que trató de encontrar una solución, alguna manera de evitar aquel odioso nombre.


Y entonces se le ocurrió. Cuando vio que entraba uno de aquellos niños que pisaban al local casi a diario, escogió el mejor sitio, y esperó a ser servida. Una vez en manos del niño, cuando llegó al momento más especial, el del primer mordisco, se concentró tanto como pudo y… no pasó nada. El niño hincó los dientes en la hamburguesa y masticó aquel bocado normalmente. Luego dio otro, con la hamburguesa igual de concentrada, pero todo siguió igual... Así siguieron varios bocados más, y la hamburguesa estaba ya a punto de rendirse, cuando oyó la voz del niño:


- ¡Puaj!, ¡Qué rollo! Esta hamburguesa no sabe a nada.


Aquello fue sólo el principio de un plan que resultó perfecto. La hamburguesa convenció a todas sus hermanas de que no tuvieran ningún sabor cuando los clientes hubieran estado comiendo allí sólo unos días antes, a cambio de estar aún más sabrosas cuando espaciaran más las visitas. De esa forma, dejaron de ver siempre las mismas caras enfermizas y regordetas, y muchos de sus amigos comilones consiguieron un aspecto mucho más saludable, además de degustar hamburguesas muchísimo más ricas.


Y es muy posible que esas hamburguesas sean muy viajeras porque, desde entonces, en todas partes disfrutas mucho más del sabor de una comida cuando llevas tiempo sin probarla, que cuando tratas de comer lo mismo todos los días.


Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Comida sana y no caprichosa


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Enseñar a espaciar la "comida basura" y no abusar de ella


Ambientación
Una hamburguesería


Personajes
Una hamburguesa y sus clientes

Enfadator, el terminador de discusiones


Enfadator era el nombre del proyecto secreto destinado a crear la máquina de discusión perfecta, un robot capaz de vencer cualquier disputa. En su desarrollo se habían utilizado las más modernas tecnologías, y poseía un sistema único que le permitía aprender de situaciones anteriores, y de todos los enfados que presenciaba.


Desgraciadamente, Enfadator se perdió y durante años estuvo desaparecido sin que nadie supiera nada de él, hasta que fue encontrado por casualidad.


Intrigados por cómo se habrían desarrollado las habilidades de discusión de Enfadator durante ese tiempo, los responsables del proyecto prepararon una dura prueba para el robot. Disfrazado como un maleante, lo llevaron a una oscura taberna, de esas llenas de delincuentes en las que cada noche se suceden numerosas broncas y peleas. Y ocultos en una esquina, esperaron a ver sus reacciones.


No tardó en aparecer un grandullón de aspecto fierísimo con ganas de pelea, que sin venir a cuento empujó a Enfadator con malos modos.


¡Qué emocionante! Desde su esquina esperaban ver cómo el robot hacía picadillo a aquel bruto, pero no ocurrió nada de eso. Es más, no ocurrió nada, y el bruto comenzó a enfurecerse y a gritar cada vez más. Enfadator seguía quieto, completamente parado, y sus inventores pensaron que estaba definitivamente averiado.


Pero entonces, cuando más furioso parecía aquel tipo enorme, Enfadator comenzó a moverse. Se estiró cuanto pudo, haciéndose más grande, extendió dos enormes brazos y levantó la cabeza para mirar al provocador. Sus ojos no eran como el fuego, ni como rayos láser, ni siquiera tenía la mirada del tigre. Al contrario, Enfadator parecía... ¡un angelito feliz! y era la viva imagen de la dulzura, el cariño y la comprensión. Y antes de que el bruto pudiera darse cuenta, estaba dándole un gran abrazo a aquel tipo con ganas de pelea, mientras le decía: “tú lo que necesitas es un buen amigo y un poco de cariño, ¿verdad?”


Y probablemente fuera verdad, porque una vez recuperado de la sorpresa inicial, el grandullón se mostró mucho más amigable, y estuvo charlando amistosamente con Enfadator durante un buen rato.


Y así descubrieron cómo resolvía el temible “Enfadator” todas las discusiones, pues de sus viajes por el mundo había aprendido que cuanto más enfadada está una persona, mejor le sienta un poco de cariño.


Autor.. Pedro Pablo Sacristan


Valor Educativo
Serenidad, afecto y comprensión


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Ante las personas furiosas es mejor reaccionar con cariño y comprensión, sin tratar de responder a provocaciones producto de la ira del momento


Ambientación
Una taberna


Personajes
Un robot y un matón

viernes, 17 de junio de 2011

El jardín de las estatuas


Hace mucho tiempo, existía un lugar mágico que guardaba grandes maravillas y tesoros del mundo. No era un lugar oculto, ni escondido, y cualquiera podía tratar de acceder y disfrutar sus delicias. Bastaba cumplir un requisito: ser una buena persona. Ni siquiera heroica o extraordinaria: sólo buena persona.


Allá fueron a buscar fortuna Alí y Benaisa, dos jóvenes amigos. Alí fue el primero en probar suerte, pues cada persona debía afrontar sus pruebas en solitario. Pronto se encontró en medio de un bello jardín, adornado por cientos de estatuas tan reales, que daba la sensación de que en cualquier momento podrían echar a andar. O a llorar, pues su gesto era más bien triste y melancólico. Pero Alí no quiso distraerse de su objetivo, y conteniendo sus ganas de seguir junto a las estatuas, siguió caminando hasta llegar a la entrada de un gran bosque. Esta estaba custodiada por dos estatuas de piedra gris muy distintas de las demás: una tenía el gesto enfadado, y la otra claramente alegre. Junto a la entrada se podía leer una inscripción: “La bondad de tu carácter deberás a las piedras contar”.


Así que Alí se estiró, aclaró la gargante y dijo en alta voz:


- Soy Alí. Una buena persona. A nadie he hecho ningún mal y nadie tiene queja de mí.


Tras un silencio eterno, la estatua de gesto alegre comenzó a cobrar vida, y bajándose de su pedestal, dijo amablemente:


- Excelente, tu bondad es perfecta para este sitio. Está lleno de estatuas como tú: ¡a nadie hacen mal, y nadie tiene queja de ellas!


Y en el mismo instante, Alí sintió cómo todo su cuerpo se paralizaba completamente. Ni siquiera los ojos podía mover. Pero seguía viendo, oyendo y sintiendo. Lo justo para comprender que se había convertido en una más de las estatuas que adornaban el jardín.


Poco después era Benaisa quien disfrutaba de las maravillas del jardín. Pero al contrario que a su amigo, la visión de aquellas estatuas, y sus ojos tristes e inmóviles, le conmovieron hasta el punto de acercarse a tocarlas una por una, acariciándolas, con la secreta esperanza de que estuvieras vivas. Al tocarlas, sintió el calor de la vida, y ya no pudo apartar de su cabeza la idea de que todas seguían vivas, presas de alguna horrible maldición. Se preguntaba por sus vidas, y por cómo habrían acabado allí, y corrió varias veces a la fuente para llevar un poco de agua con el que mojar sus labios. Y entonces vio a Alí, tan inmóvil y triste como los demás. Benaisa, olvidando para qué había ido allí, hizo cuanto pudo por liberar a su amigo, y a muchos otros, sin ningún éxito. Finalmente, vencido por el desánimo, se acercó a las estatuas que custodiaban la entrada al gran bosque. Leyó la inscripción, pero sin hacer caso de la misma, habló en voz alta:


Otro día defenderé mis buenas obras. Pero hoy tengo un amigo atrapado por una maldición, y muchas otras personas junto a él, y quisiera pedir su ayuda para salvarlos...


Cuando terminó, la estatua de gesto enfadado cobró vida entre gruñidos y quejas. Y sin perder su aire enojado, dijo:


- ¡Qué mala suerte! Aquí tenemos alguien que no es una estatua. Habrá que dejarle pasar...¡y encima se llevará una de nuestras estatuas! ¿Cuál eliges?


Benaisa dirigió entonces la vista hacia su amigo, que al momento recuperó el movimiento y corrió a abrazarse con él. Mientras, los árboles del bosque se abrían para dejar ver un mundo de maravillas y felicidad.


Cuando un feliz Benaisa se disponía a cruzar la puerta, el propio Alí lo detuvo. Y echando la vista atrás, hacia todas las demás estatuas, Alí dijo decidio:


Espera, Benaisa. No volveré a comportarme como una estatua nunca más. Hagamos algo por estas personas.


Y así, los dos amigos terminaron encontrando la forma de liberar de su encierro en vida a todas las estatuas del jardín, de las que surgieron cientos de personas ilusionadas por tener una segunda oportunidad para demostrar que nunca más serían como estatuas, y que en adelante dejarían de no hacer mal ni tener enemigos, para hacer mucho bien y saber rodearse de amigos.




Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Valor Educativo
Bondad e iniciativa


Elementos principales
Idea y enseñanza principal
Quien "no hace mal a nadie" aún está muy lejos de ser bueno


Ambientación
Un jardín hace mucho tiempo


Personajes
Dos amigos jóvenes



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